A comienzos de 2023, Racing estaba muy cerca de cerrar un acuerdo millonario para que Sur Finanzas Group S.A. se transformara en el patrocinador principal del club durante dos años.

Las negociaciones estaban tan avanzadas que incluso se filtraron imágenes de la camiseta con el logo de la empresa estampado en el frente. Sin embargo, una sola revelación bastó para derrumbar un trato que prácticamente estaba cerrado.

La financiera había llegado al club por una vía de alto peso político: fue Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, quien se la presentó a Víctor Blanco.

Pero antes de hacer el anuncio oficial, una investigación independiente comenzó a examinar la compañía, sus antecedentes y quiénes estaban detrás de ella. Los hallazgos —difundidos en un hilo que se viralizó rápidamente— generaron una reacción inmediata en los hinchas y obligaron al club a retroceder.

La investigación expuso un entramado que nunca había salido a la superficie con tanta claridad. Entre los dueños y figuras asociadas a Sur Finanzas aparecían personas con antecedentes judiciales y vínculos con la barra brava de Racing.

Uno de ellos era Ariel Maximiliano Vallejo, presidente del grupo, investigado por supuestas maniobras financieras irregulares que habrían movido más de 6.000 millones de pesos sin justificación, según la UIF y la Procelac. A esto se sumaban causas por estafas, expedientes abiertos por la AFIP y varios intentos fallidos de meterse en la política institucional del club.

El otro nombre relevante era Raúl “Huevo” Escobar, exlíder de la barra, también mencionado dentro de la estructura de la empresa. En el hilo se recordó un episodio en la platea A del Cilindro en el que Escobar fue increpado por otro sector de la hinchada, situación que terminó con intervención policial.

Ese conjunto de antecedentes —judiciales, vínculos con barras y empresas bajo investigación de organismos de control— encendió todas las alarmas.

La respuesta de los hinchas fue instantánea. El hilo de X se viralizó en cuestión de horas y la oposición interna se volvió imposible de desconocer. Racing, que tenía todo prácticamente acordado, decidió frenar y dar marcha atrás.

El club entendió que avanzar con ese patrocinio principal significaba asumir un alto costo reputacional, con riesgo de afectar la imagen institucional y reavivar conflictos internos. En lugar de concretar el contrato, decidió postergar el anuncio y revisar la situación.

La investigación periodística terminó provocando lo impensado: derribar un acuerdo que ya estaba listo para anunciarse.

De sponsor principal frustrado a auspiciante secundario

Aunque la presión pública frenó su llegada al frente de la camiseta, Sur Finanzas consiguió mantenerse como patrocinador secundario. Racing aceptó un convenio más limitado, vigente entre octubre de 2023 y diciembre de 2024, manteniendo la libertad de buscar otro main sponsor.

Cuando ese vínculo estaba por terminar, Tapia pidió expresamente que Sur Finanzas siguiera durante 2025. Esa intervención permitió que la marca continuara, aunque lejos de la visibilidad central que pretendía inicialmente.

La caída del patrocinio principal no solo mostró el peso que puede tener una investigación autónoma, sino también las tensiones que persisten en el fútbol argentino: empresas con estructuras financieras poco transparentes, nexos con barras y dirigentes, acuerdos condicionados por avales políticos y un mercado de sponsors cada vez más expuesto al escrutinio social.

Aquel episodio —un hilo viral, un entramado expuesto y una reacción masiva— terminó desplazando a Sur Finanzas de un lugar que parecía asegurado: el pecho de la camiseta de un club grande.

 

IDC